El Espejo principal

lunes, 26 de agosto de 2013

Vázquez y el giro a la derecha

Uruguay


Por Julio Louis

Infinidad de veces se ha dicho con legitimidad que el progresismo avanza y encauza una larga transición al socialismo, o se detiene, languidece y muere. Como el equilibrista del circo que se ha lanzado a caminar sobre la cuerda tendida en el aire, no puede detenerse ni retroceder porque se precipita. A los gobiernos y regímenes progresistas les sucede igual. 

El de Uruguay corre serio riesgo. Y no es por la acción de la oposición de derecha, que busca revertir la tibia ley de salud sexual y reproductiva (llamada del “aborto”) y que apenas consigue el 8% del 25% de votos requeridos para convocar a referendo. O que insiste con el problema de la inseguridad, pero que a la vez se niega a legalizar la marihuana como medio de destruir a las mafias que especulan con los drogadictos. O que, defiende el golpe contra Lugo y dice pestes de los países que integran el Alba. Mientras Mujica pasea su estampa inusual por el mundo y es muy bien recibido por los dirigentes chinos, cubanos, el Papa Francisco y se le  solicita  mediar entre el gobierno de Santos y las Farc. En Uruguay aconseja  a los capitalistas y les reclama que sean más solidarios (sigue creyendo en el “capitalismo bueno” y en la “unidad nacional” con las grandes cámaras patronales vinculadas a las trasnacionales)  y el presidente de la Cámara de Industriales le responde  que ellos se mueven buscando la competitividad. O argumenta los beneficios que acarreará el hecho que Uruguay haya accedido a la condición de observador de la Alianza del Pacífico, mientras el vice-presidente Astori aboga por la integración plena.  Pero lo más definitorio es su aval y el de su entorno del MPP (Movimiento de Participación Popular) para que Vázquez acepte la pre-candidatura a la presidencia, y la primera senadora Lucía Topolansky  (esposa del presidente) junto a los dirigentes del Frente Líber Seregni y del derechizado Partido Socialista le hayan solicitado a Vázquez que acceda a la postulación. Y Vázquez, ante la amenaza que surja un vendaval de las bases que no lo quiere, da el sí del pretendido. Pero además, comienza a imponer condiciones. Al vicepresidente lo designará él, exige la continuidad de la política económica y se menciona que el Ministro de Economía será García, de la “fracción renovadora” del PS y lanza al ruedo la idea que el Canciller será Astori, adalid de la integración plena a la Alianza del Pacífico y crítico de Mujica y de la resolución adoptada suspendiendo a Paraguay tras el derrocamiento de Lugo. En otras palabras, la segunda presidencia de Vázquez implicaría un salto cualitativo regresivo, favorable a la masonería católica, a Obama, al sionismo y a actores de ese calibre.
Muy pocos Partidos aún no se han definido. El Partido por la Victoria del Pueblo propone otro candidato y no desea que sea Vázquez, acaso harán igual otros partidos menores, mientras desde los Comités de Base del Frente y desde las redes sociales se menciona el nombre de la Senadora Constanza Moreira, la que es duramente criticada y “aconsejada” para que no admita la  postulación. El Partido Comunista desestimula igualmente y no se define esperando  su congreso de  octubre  “enfriando el partido” en actitud oportunista. Otro grupo del entorno de Vázquez -Confluencia Frenteamplista de  Fernando Raúl Sendic (que se firma simplemente Raúl Sendic, como su padre)- organiza una estructura pensando en el 2030 con participación asidua de la Embajadora norteamericana y  un amplio abanico patronal.

 ¿Qué puede esperarse desde la izquierda? Fuera de la suma reaccionaria de los Partidos Nacional, Colorado e Independiente, quedan expresiones  ínfimas de ultraizquierda como Asamblea Popular o el Partido de los Trabajadores, émulo del Partido Obrero argentino. Quizás lo más positivo es  la búsqueda de construir un Espacio Alternativo frenteamplista con enfoques nítidos contra el imperialismo, la oligarquía aliada y el gran capital, que levante un  candidato o candidata a la presidencia definidamente de izquierda y luche para que el programa que surja del  congreso del FA de noviembre sea de contenido radical y no “a la medida” del Dr. Vázquez. Si ese Espacio se conformara,  será objetivamente la oposición de izquierda a un gobierno vazquista o de coalición con blancos y colorados. 

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