Horas antes que el micrófono abierto “quemara” al Pepe Mujica, Presidente
de Uruguay, “chamuyando” en su peculiar lenguaje acerca de Cristina Fernández,
Presidenta de Argentina y del ex Presidente Néstor Kirchner, este periodista había
afirmado en “La necia fórmula o los
pingos del Tío Tom” (Semanario “Voces”
del 4 de abril) lo siguiente: “El
presidente buen tipo, austero, postulado a Premio Nobel de la Paz, pero por
momento recontra-nabo, convertido en adalid del retorno del aliado estratégico
de Bush (o de Obama), quien con su sola presencia cortará puentes con Argentina
y el Mercosur, restablecidos tras mucha dedicación y humildad de Mujica”.
En efecto, Mujica impulsa la candidatura
presidencial de Tabaré Vázquez. Pero lo de la “Vieja” y el “Tuerto” confirmó
horas después mi juicio. Porque un Presidente, que además de “chamuye canero” (de la cárcel) conoce algo de clandestinidad y de
infiltrados, debiera actuar siempre como si lo estuvieran gravando los servicios de inteligencia de todo enemigo. Se dirá en su defensa, que quien iba
a sospechar que el micrófono “quedara
abierto” (o lo dejaran abierto). Sin embargo, en el primer número de “Lento” (mensuario de “ladiaria”) que aparece el primer lunes de cada mes (o
sea el 1º.) Mujica declara a los
periodistas: “Tabaré va a volver, yo creo
que va a volver. No tengo dudas de que
gana las elecciones. Él no tuvo problemas con Argentina, tuvo problemas
con el Tuerto Kirchner, que era bastante baboso. Dios lo tenga en la gloria”.
(“Izquierda uruguaya y peronismo”, reportaje de Natalia Uval y Lucas Silva).
¿Se convence amigo lector que por
momentos es recontra-nabo? O más
precisamente, que padece de incontinencia verbal. Quien les escribe –que pasó
una década en la cárcel y que algo conoce del “chamuye canero”- como uruguayo siente vergüenza ajena. Declara que
lo votó y lo defendió cuando pocos se atrevían, y que recibió como “espaldarazo”
este juicio en el que reconocerá su estilo: “¿En
qué termina la cuestión teórica? En los trabajos de Julio Louis; me agarra el
catecismo de Marx y se pone a recitarlo… ¡flaco!, no me rompas, te quiero en
pila, sos un loco bárbaro, pero ¡no
me jodás! Siempre con la misma mursimónica, parecés el viejito del último
organito, tocás siempre la misma melodía” (“Pepe coloquios” de Alfredo García).
Sin dudas es más importante (aunque sea
menos “noticia”) el que varios fiscales recusan y solicitan la renuncia por
prejuzgamiento de cuatro de los cinco ministros de la Suprema Corte de Justicia
(lo que supondría que deban ser sustituidos mientras no se resuelva el punto), al
tiempo que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos critica duramente a
Uruguay. O que Uruguay aprobó el matrimonio igualitario con 71 votos en 99 en
la Cámara de Representantes. O que se ha formado una Coordinadora Social con
los movimientos favorables a la despenalización del aborto, a los colectivos
que luchan por la diversidad sexual, a las feministas, a los
afro-descendientes, a los partidarios de la legalización de la marihuana, a los
defensores del medio ambiente.
Y sería mucho más importante que
argentinos y uruguayos avanzáramos en definiciones acerca de cómo deben
relacionarse las naciones de desigual poderío, de cómo afrontar la
contaminación, del dragado del canal Martín García o que se discutiera con
seriedad los derechos y la cuestión de
las Islas Malvinas. Y que aprendiéramos a defendernos unidos contra la escalada
política, militar e ideológica desatada desde Estados Unidos y la Unión
Europea. Si lo hiciéramos nuestros pueblos lucharían por el poder y por la
hegemonía, y seríamos todos más inteligentes y menos “nabos”.
Desde Uruguay
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