Por José Rigane*
A poco de realizarse el acuerdo YPF-Chevron
sobre Vaca Muerta impulsado por el Gobierno Nacional, y que fuera acompañado
con el decreto 929/13 que habilita a más “Chevrones” en nuestro país, acaban de
reprimir una de las primeras movilizaciones en su contra.
La represión sobre la manifestación convocada por
A
poco de que se firme el acuerdo con la compañía transnacional (de origen
estadounidense), demandada por Ecuador por 19 mil millones de dólares por contaminación.
A poco de abrirle las puertas a la fractura hidráulica o “fracking” (técnica de
extracción sobre los recursos no convencionales), que produce graves daños
humanos y ambientales. A poco de firmar un acuerdo que garantizará el retroceso
de la soberanía nacional: la respuesta son los palos al pueblo.
Desde
hace 40 años, las políticas neoliberales implementadas en nuestro país son la
base que sustentan los cambios a favor de los que detentan el poder: los grupos
multinacionales. Esto es imposible establecerlo sin un directo y concreto
perjuicio para el pueblo.
La
instrumentación de las iniciativas que favorecen la lógica privatizadora
desarrolladas durante este tiempo, y aun vigentes en nuestro territorio a
través de las concesiones realizadas por décadas sobre nuestro suelo y
recursos, son parte de la vigencia de aquel poder.
La
decisión de abandonar conceptos vigentes e ineludibles en el mundo, como el que
proclama que la energía es un “bien social” que pertenece al pueblo y que no es
una mercancía (o un commodity más del mercado internacional), como lo venimos
sosteniendo desde siempre, sigue dando sentido a la decisión política de
entrega y sometimiento. Esto lo demuestra el acuerdo “YPF-Chevron”, que
lamentablemente es una demostración más de esta política.
El
informe de la llamada “Comisión Zanelli” de Chile del año 2007 (la presidenta
por entonces era Bachelet) y a cargo del especialista y científico Jorge
Zanelli, dice: “la energía es un bien que incide directamente sobre el
desarrollo. A su vez, éste constituye un factor fundamental de la seguridad
nacional para un país, en tanto aporta estabilidad, cohesión social y una mejor
o peor posición estratégica. Luego, es posible afirmar que la energía es un
producto estratégico, en tanto constituye un recurso cuya escasez compromete el
cumplimiento de los objetivos que se derivan del interés nacional”.
Entendemos,
y cada vez más queda demostrado, que la energía es un bien estratégico y hace a
la soberanía y a la posibilidad de desarrollo de un país. La energía hace al
modelo productivo de un país, pero la situación energética mundial va
empeorando con el correr de los años. Hoy más que nunca ser un país productor
de energía (o no serlo) hace a la dependencia, a la interdependencia y al nivel
de desarrollo económico y social.
Tiene
un valor estratégico mundial enorme. El poder que tenga o no un Estado, va a
depender directamente de la capacidad energética con que cuente. En este
sentido, podemos afirmar que nada de lo que sucedió y sucederá en Medio Oriente
en los últimos 30 años, incluyendo guerras, invasiones y procesos de
desestabilización (como la inminente invasión a Siria que por estas horas
realizarían tropas de los Estados Unidos y sus aliados), es ajeno al tema
energético. Existen otras, pero la razón más importante es concreta, material y
tiene que ver con el control sobre el petróleo, el gas y el agua: sobre los
recursos estratégicos-energéticos mundiales.
También
entendemos que la energía es un derecho humano. Nadie puede vivir con dignidad
sobre este planeta tierra sin acceso al agua, al gas y a la electricidad. Esta
concepción sobre los recursos y bienes comunes requiere de mayores niveles de
organización, coordinación y lucha de los pueblos.
Como
dicen en su declaración sobre el acuerdo YPF-Chevron los compañeros de la CTA de la Provincia de Neuquén,
que acaban de ser tremendamente reprimidos: ”no seremos cómplices de esta
aberrante entrega”.
Por
eso, los trabajadores y el pueblo en su conjunto, decimos: No! a la prorroga de
concesión hasta el año 2048 del área General Mosconi.
No! a la entrega de los recursos estratégicos
que son parte de nuestros bienes comunes.
No! a la libre comercialización en el mercado
externo del 20% de la producción de los hidrocarburos.
No! a la invasión de los territorios mapuches
y demás pueblos originarios.
No! a la continua entrega de la soberanía.
No! a las cláusulas secretas como tiene el
acuerdo YPF-Chevron.
No! a la fractura hidráulica. Como dice el
obispado de Neuquén: “el fin no justifica los medios”.
No! a la explotación de los hidrocarburos no
convencionales hasta que se certifique que no contaminan ni que producen
impactos ambientales.
No! al acuerdo con Chevron, empresa que esta
demandada en Ecuador por 19 mil millones de dólares por contaminar mas de 500
mil hectáreas. Además, tiene juicios similares en Nigeria, Angola e Indonesia.
En definitiva, decimos No! a la política
energética que ratifica el rumbo de la entrega, el sometimiento, el saqueo de
nuestros recursos y produce el daño al medio ambiente y a las personas.
* Secretario Adjunto de la CTA ; Secretario General de la Federación de
Trabajadores de la Energía de la República Argentina
(Fetera-CTA)
31 de agosto de 2013
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